PROGRAMA
Los invitamos a participar de cuatro encuentros, donde “ni el fantasma de un poder, ni el de una vestimenta narcisística, ni el recurso a la experiencia son lugares para protegerse”.
La supervisión que nos hace falta, dirá E. Laurent, es la que sabe siempre preservar, más allá del espejismo del suplemento de saber, el lugar del deseo del psicoanalista.
La práctica del control no es el ejercicio de un poder, es el dispositivo que permite dilucidar la relación de cada analista con el psicoanálisis, para poder verificar el grado de desubjetivación en la experiencia, es decir, de qué modo estamos atrapados en el asunto, pues en calidad de operadores de la experiencia, formamos parte del teclado en el que tecleamos.