El Freud y Heidegger, dos experiencias inolvidables en la Antigua Grecia.
Entre la experiencia
de Freud en la Acrópolis
y la visita de Heidegger a su "tierra
prometida" Delos, habían transcurrido
58 años. Freud la comunica recién
en el anochecer de su vida, como regalo a Roman
Rolland, con motivo de su cumpleaños
setenta.
Heidegger escribe Estancias, sus apuntes
sobre este viaje y lo dedica a su esposa cuando cumplía
también sus setenta años.
Freud plasma en escritura a Roman Rolland,
su trastorno en la memoria o el recuerdo, acontecido
en la Acrópolis hacía ya más
de cuarenta años. Es en 1934 cuando
recién puede testimoniar de ello, de
su conmoción subjetiva: "llegar
mas lejos que el padre".
Se preparó para esta visita luciendo
su mejor camisa, su experiencia superó todo
lo que hasta entonces había visto o
imaginado.
Veinte años más tarde decía
que "las columnas de color ámbar
de la Acrópolis era la cosa más
hermosa que había visto en su vida"(1).
Es interesante como titula Jones este capítulo
en la biografía: -La salida del
aislamiento - . Ese " espléndido
aislamiento", aislamiento fecundo siendo una
de sus consecuencias su posición
de independencia con respeto a la opinión del
discurso médico y religioso de su época,
como así también una prolífera
producción de publicaciones
Heidegger en 1962, luego de dos intentos fallidos,
concreta su viaje a Grecia partiendo desde
Venecia, no de Trieste como lo hiciera Freud
y dice de ella "es un muerto objeto de
la historia", su dudoso temor era
si Grecia lo recibiría del mismo modo.(2)
Ante la decepción que ese lugar tan
soñado por él y a la vez temido,
estaría tomado como objeto por "encargos" de
visitas, que una industria turística
ha encargado"(Conferencia sobre la técnica,
1953)
Heidegger no descendió en Corfú,
contempla la isla de la antigua Cefalonia desde
el barco en el primer amanecer de su viaje.
El interrogante que le surge al vislumbrarla
es ¿era este el lugar de los feacios?
Leyendo en cubierta el libro VI de la Odisea
no encuentra concordancia, no aparece lo presentido, "se
parece a un paisaje italiano".
Freud sí desciende en Corfú,
por tres horas y la compara con Ragusa y Sicilia.
Curiosa coincidencia en la apreciación
del paisaje.
No fue su punto de destino porque se
lo desaconseja un amigo " en Corfú hace
mucho calor en esta época, vayan a Atenas",
no obstante el malestar subjetivo que le produce
este consejo, sin saber porqué, viajan
a Atenas.
Heidegger continúa su derrotero, tampoco se
conmueve en Itaca - la patria de Ulises - se
pregunta si esa manera de buscar no echa a
perder la "experiencia inmediata".
Estaba lejos del sentir de Cavafis:
... Pide que el camino sea largo.
que sean muchas las mañanas de
verano
en que llegues - ¡con qué placer
y alegría! -
a puertos nunca vistos...
Aunque la halles
pobre Itaca no te ha engañado.
Así sabio como te has vuelto,
con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan
las Itacas. (Itaca, 1911.Cavafis p.60.Poesía
completa)
Lo mismo le ocurre
en Olimpia y se pregunta si "queda de Grecia otra cosa que el capricho
de la representación".
Oye el canto del ruiseñor que no es
el de Lacan, ni el de Beck, ni el de García
Lorca es el canto matutino de un ruiseñor
haciendo su marca singular. "Los segados
tambores de columna conserva su elevarse sustentador"
Continúa el viaje empieza a sumergirse
en su elemento – al decir de Safranski
-. Se aproxima a las genuinas islas griegas.
En Rodas, amalgama entre Asia y Grecia, tampoco
baja, haciendo uso de un derecho:"la
concentración en una reflexión
renovada exige su derecho".
Hasta que llega a su tierra prometida
Delos (Leto)(3) que
significa "lo manifiesto lo que emite
luz", también tierra de codornices.
Ortigia era una isla flotante que queda fijada
sobre cuatro columnas, ahí toma el nombre
de Delos: brillante, dios de la luz.
Isla donde nadie puede nacer ni morir, a excepción
de Apolo y Artemisa.
Desde todos los recintos irrumpía "lo
velado de un gran comienzo que ha sido" y
es otro el humor que siente, ya desde la escena
alegre de las mujeres vendiendo tejidos a la
orilla del mar y ve a los visitantes que hacen
gestos hacia la fiesta de la visibilidad.
Llega el gran instante "sacan a
luz lo que comparece de esta u otra manera".
Heidegger renuncia a retener lo contemplado
en una narración simplemente descriptiva.
Se cumplió lo que en apariencia era
mera representación, "se llenó de
presencia de aquello que iluminado otrora
concedió por primera vez a los griegos
la percepción de lo que se hace presente"
Luego Atenas y Delfos: "esta gente ha
perdido la memoria, ha perdido su capacidad
de conmemorar, una población
que en lugar de entregarse a la fiesta del
pensamiento no cesa de tomar fotografías,
tomadas por la pieza rapiña de la industria
turística".
La vivencia en Delos quedará inscripta como
una experiencia inolvidable: "con frecuencia
estoy en la Isla, sin embargo apenas hay palabra
adecuada sobre esto", "lo que queda
es mantener en el recuerdo lo sorprendente
del puro hacerse presente".
En un instante de autenticidad imagino un encuentro
imposible, uno luciendo su mejor camisa, el
otro con su sombrero, elegantes ambos caminando
por las terrazas de los Leones y el templo
de Atenea "sacando a luz" uno aquella
osada intromisión, el otro ese gran
instante de pura presencia y lo que en tanto
años había sido mera representación.
En ese encuentro se estrechan las manos y susurran: ¡esa
herida incurable!
Superado el arrobamiento, se desternillan de
risa y brindan con un "Ponche de Lethe" *,
soportando el presente sin refugiarse en el
futuro ni en el pasado.
(1) Jones,
Ernest; Vida y Obra de Freud, C XVII, p.
328, Edición abreviada, Anagrama,
Barcelona 2003.
(2) Safranski,
Rüdiger; Heidegger y su tiempo, Un
Maestro de Alemania, C.XXIII, p 449, Tusquets,
Barcelona, 1997.
(3) Leto
En la mitología
griega Leto (en griego Λητώ Lētṓ,
en dórico Lato, ‘la
oculta’) es una hija de los titanes
Ceo y Febe y,
en el panteón
olímpico, madre con Zeus de
los gemelos Apolo y Artemisa.
A pesar de ello, Leto apenas es considerada
por otra cosa que por su embarazo y por
la búsqueda de un lugar adecuado
donde dar a luz a Apolo, el segundo de
sus hijos. Éste es su único
papel activo en la mitología: una
vez que Apolo y Artemisa crecen, Leto se
retira, quedando como una tenue figura
matronal benevolente sobre el Olimpo, oscura
y apacible, cumplida ya su misión.
En la mitología
romana su equivalente, como madre de
Apolo y Diana,
es Latona. En Creta,
en la ciudad de Dreros,
Spyridon Marinatos desenterró un
templo de hogar post-minoico del
siglo VIII en el que halló tres
figuras únicas de Apolo, Artemisa
y Leto hechas de hoja latón moldeadas
sobre un núcleo preformado. Walter
Burkert señala (en Religión
griega) que en Festos aparece
relacionada con un rito de iniciación.
Leto era la diosa principal de la Licia
Anatolia. Su santuario, el Letoon cerca
de Jantos,
unía la confederación Licia
de ciudades-estado. La gente de Cos también
reclamaba a Leto como suya.
Una medida de una diosa Leto tan primordial
puede reconocerse en su padre titán,
cuyo nombre «Ceo» le vincula
con la esfera del cielo de polo a polo,
y su madre «Febe», que es precisamente
el epíteto ‘puro’ y ‘purificador’ de
la luna llena.
Nacimiento de Artemisa y Apolo
Zeus intentó violar a su hermana
Asteria,
que se escapó transformándose
en codorniz,
arrojándose al mar y convirtiéndose
en la isla flotante Ortigia.
Hera la persigue y logra que nadie la acoja
para el parto salvo la isla Ortigia, que
estaba desierta. Trata de impedir el parto
prohibiendo a su hija Ilitía,
diosa de los partos, que la atienda, y
cuando Leto ya tiene un retraso de 9 días
los dioses se conmueven de sus dolores
y hacen que nazca primero Artemisa y que ésta
ayude a su madre en el alumbramiento de
Apolo.
La isla Ortigia queda fijada al fondo con
4 columnas y cambia su nombre por el de
Delos,
que significa brillante, en relación
con Apolo, dios de la luz.
Hera consiguió que Gea creara
a la serpiente Pitón para
que devorara a los niños pero Apolo
se convierte en joven en sólo 4
días y la mata.
En la persecución de Hera,
Leto y sus hijos llegan a un estanque y
cuando va a darles de beber, unos campesinos,
instigados por Hera, remueven el agua convirtiéndola
en barro y Zeus les castiga convirtiéndoles
en ranas.
Apolo y Artemisa fueron grandes protectores
de su madre y mataron al gigante Tizio
por intentar violarla.También la defendieron
de las burlas de Níobe,
esposa de Anfión,
con el que tuvo 7 hijos varones y 7 hembras,
y que se burló de Leto por escasa
descendencia, siendo castigada a ver morir
a todos sus hijos por las flechas de Apolo
y Artemisa, salvándose sólo
Cloris.
(De Wikipedia, la enciclopedia libre)
*.Leteo, río del olvido
en el Hades, uno de los ríos de
los infiernos que significa olvido. Las
sombras de los muertos bebían sus
aguas para olvidar el pasado.Ponche
de Lethe Era la bebida preferida
de Freud.
Silvia Bermúdez