La política del síntoma en la psicosis
La
Psicosis ordinaria: es un diagnóstico
o un programa de investigación?
Esa disyunción ¿marca
una incompatibilidad?
En realidad, lo que podemos proponer
es que la psicosis ordinaria y la estructura
unificada de la psicosis tal como lo propone
José Ma. Alvarez, en los distintos trabajos
a los que tuvimos acceso: Estudios sobre
la psicosis, Grama ediciones, Bs.As.,
2008 y el difundido La invención
de las enfermedades mentales, Gredos,
Madrid 2008, son convergentes y nos parece
que esa convergencia constituye un acontecimiento
en sí mismo. De este modo, hay una estructura
unificada de la psicosis con polos entre
los cuales se producirán las maniobras
posibles del psicótico con su locura.
El cifrado de goce del inconsciente en la psicosis
constituirá el recurso siempre singular
de la maniobra. Y el lugar del analista, es
en el decir de J.M. Alvarez el de impulsar
al que intenta mantenerse a flote, indicarle
la buena orientación, cuya clave ha
encontrado su inconsciente.
Adivinación, inconsciente
y solución
Sin
duda la adivinación
del inconsciente ha advertido muy pronto al
sujeto de que, a falta de poder ser el falo
que falta a la madre, le queda la solución
de ser la mujer que falta a los hombres.(1)
Cuestiones: pero entonces, habría
que considerar “el inconsciente como
un no saber hacer con” ya que justamente,
Lacan en este texto, lo aborda como el que
proporciona una solución. Y en cada
caso, tiene que ser quien lo proporciona. No
poderlo leer no es incompatible con que opere
cifrando goce. Allí surge un problema,
sin NP ¿qué significación?
El empuje a la mujer es justamente
su fracaso. Pero una vez más, el delirio
estabiliza el orden contrariado. Reintroduce
un orden y una solución
Se
debería replantear
a Joyce como “desabonado del inconsciente” (si
el inconsciente está estructurado como
un lenguaje o es en acto una elucubración
de saber sobre lalengua) o cómo pensarlo
en esta línea en relación al
inconsciente mediador entre fenómeno
elemental o S1 desencadenado, vacío
de significación, perplejidad y el delirio
en su carácter restitutivo.
El “desabonado
del inconsciente” recae
sobre el inconsciente estructurado como un
lenguaje y no, sobre el inconsciente a nivel
de saber hacer con lalengua(2),
ya que constituye el paradigma de la última
enseñanza de Lacan y le da su nombre
al Sinthome.
Y
esa distinción es de
fundamental importancia ya que apunta al tratamiento
posible de la psicosis, del que un joven J.
Lacan, en su trabajo de doctorado De la
psicosis paranoica en sus relaciones con
la personalidad, señala los límites,
reconocidos por sus partidarios, en la posibilidad
de su aplicación al campo de la psicosis(3).
El
inconsciente a nivel de lalengua, como
cifrado de goce y el acontecimiento del
cuerpo
Entre
las irrupciones xenopáticas
del polo esquizofrénico, el síndrome
de pasividad de De Clerembault y la paranoia
como respuesta del sujeto y salida de la pasividad,
por un lado y por otro, el inconsciente como
saber hacer con lalengua, del lado del paciente,
tal como Miller lo plantea en su clase de febrero,
marzo del 2008 en relación al psicoanálisis
líquido(4) y
al acontecimiento del cuerpo.
El
síntoma
como acontecimiento del cuerpo es retomado
por J.A.Miller del seminario XXIII El Sinthome,
y le permite anticipar lo que denomina 7º paradigma
que remite
a las afecciones del cuerpo(5) en
La experiencia de lo real en la cura analítica.
Ese fue un punto de partida de investigación
ya que, J.A.M. plantea los acontecimientos
del cuerpo (síntoma) tanto en la histeria
como en la psicosis y vuelve a retomar a Schreber,
en particular, en los acontecimientos de goce
del que su cuerpo es campo de batalla, del lenguaje
de órgano, de las transformaciones
que sufre, de la voluptuosidad de la que es
víctima.
Señala
que la preocupación
de J. Lacan en De una cuestión preliminar es
la forclusión del NP y no considera
en dicho trabajo, que constituye el referente
de su enseñanza más clásica, el
goce disruptivo que en Las memorias de
un neurópata pueden constatarse,
como manifestaciones de goce que pueden ser
consideradas sólo a partir del momento
en que la autonomía de lo simbólico,
sea desestimada. Bajo la égida del 3er
paradigma del goce, estaríamos asistiendo
a la autonomía de lo imaginario cuando
no se subsume bajo el orden simbólico:
podríamos sostener que asistimos efectivamente
a la imaginarización de lo real por
el desenganche de los tres registros, (no hay
contradicción, luego subsiste!)
La
propuesta de José Ma. Alvarez
en relación a este punto, señala
que el indicador referido a la mejor evolución
de la psicosis es cuando se llega a un acuerdo
con el perseguidor y la necesaria transformación
en mujer se producirá en un punto al
infinito del tiempo. Cesan las manifestaciones
xenopáticas, los acontecimientos de
goce en el cuerpo, ordenados por un delirio
que establece un orden. Esos acontecimientos
de goce, constituyen el testimonio mismo del
desanudamiento de lo real, lo simbólico
y lo imaginario. El delirio, vuelve a anudarlos
restableciendo la calma, pero no sin un arduo
trabajo de enchapado sobre el vacío
que irrumpe con el fenómeno elemental(6)
. Nos interesa destacar el nexo que subraya
entre la posibilidad de articular un delirio,
de la magnitud que sea, y la ausencia de pasaje
al acto, que es su corolario.
Conclusiones
1o. al proponer una estructura o una
disposición de la psicosis unitaria,
desencadenada o no donde el fenómeno
elemental, por ínfimo que sea, alerta
respecto a la orientación que podría
seguir, hace posible un diagnóstico
de estructura. Los polos (esquizofrenia, pasividad
sin defensa frente a la invasión xenopática
a nivel del cuerpo que se desintegra, hipocondría,
lenguaje de órgano de lo cual testimonia
Schreber en su primera enfermedad a la que
caracteriza como ubicada en el polo esquizofrénico
y melancólico van a virar en la segunda
decididamente hacia la paranoia). La dirección
de la cura o su pragmática interviene
para señalar la orientación que
pueda operar con los excesos de goce invasores,
a partir de los recursos de cada cual. Allí aparece
el programa de investigación ya que,
cada caso elevado a la dignidad del paradigma
ilustra de la peculiar y singular solución
y satisfacción obtenida. Luego, no sólo
no son incompatibles programa de investigación
y diagnóstico de estructura sino que
hacen de modos distintos uno al lugar del analista
y otro al que teoriza sobre lo que su clínica
le enseña, vez por vez.
Ese campo unificado, destaca la forclusión
como divisoria de aguas pero, entiendo que
tanto el NP o el aparato del síntoma
mantienen unido los tres registros que, el
fenómeno elemental deja libres. Siempre
habrá un pequeño delirio (psicosis
ordinaria a diferencia de la extraordinaria)
que posibilitará poner alguna distancia
del agujero que se hace presente brutalmente.
2o. Allí veo la convergencia
entre la estructura única de la psicosis
y la psicosis ordinaria Subrayamos
esa convergencia como acontecimiento ya que
se inscriben al estilo de La Boétie,
en su Contra el Uno, de la que nos
habla Miller en la primer clase del seminario
de la Orientación 2007-2008, contra
el discurso de la neuroimaginería
y del cognitivismo como ideología
y/o epistemología de la época
que forcluye brutalmente la responsabilidad
y el estatuto ético del inconsciente
que encuentra en la materialidad del síntoma,
su objeción irreductible.
(1) J.Lacan
De una cuestión preliminar a todo
tratamiento posible de la psicosis. Escritos
(2) J.A.
Miller, La orientación lacaniana,
clase del 13 de febrero y 12 de marzo 2008
difundidas por T.L.N. no 384 y 386, en
la que se trabaja esta distinción ¿se
trataría del inconsciente estructurado
como un lenguaje o a nivel de lalengua?
A nivel del primero, fueron establecidas
las grandes estructuras clínicas
del Lacan clásico, subraya Miller.
A nivel del inconsciente como cifrado de
goce, a nivel de lalengua y del lado del
analizante, los acontecimientos del cuerpo
se incluyen. Y esa constituye la materialidad
propia del inconsciente a nivel del síntoma.
(3)
J.Lacan De
la psicosis paranoica en sus relaciones
con la personalidad. Siglo XXI editores.
Quinta edición en español,
1987. Leemos en página 266 “(…)
el delirio es en sí mismo una
actividad interpretativa del
inconsciente (…)” No
es contradictorio entonces, que proponga
al respecto que más que tratarse
de un análisis del inconsciente
con estos pacientes, se trate de emprender
un análisis del yo. (cf. pagina
254)
(4) J.A.M.
El psicoanálisis líquido.
La Orientación lacaniana clases
del 13 de febrero, 12 de marzo año
2008 difundidas por T.L.N. 384 y 386.
(5)J.A.Miller.
La experiencia de lo real en la práctica
analítica. Eol-Paidós. Bs.As.,
2006, página 277.
(6)
J.M.Alvarez, obra citada, página
111. “Como
luego indicaré, todos los fenómenos
elementales presentan ciertos rasgos comunes, si
bien los ámbitos en que se los puede
captar son esencialmente tres: el pensamiento,
la vivencia del cuerpo y los sentimientos,
especialmente enigmáticos y de perplejidad,
los de inefabilidad y las autorreferencias.
Se trata de fenómenos cuya matriz
mínima revela y contiene la estructura
general de la psicosis. Por ser consustanciales
a ella, (…) su discreta presencia
nos indica la existencia de una estructura
psicótica, cuyo desencadenamiento
clínico puede o no haberse producido;
dichos fenómenos pueden hallarse
de un forma constante o bien recurrente,
pueden asimismo estar enmascarados o en
sobrecitos por otras cristalizaciones sindrómicas
muy aparatosas o por formaciones del carácter
y rasgos de la personalidad, pero no hay
psicoterapia ni neuroléptico que
pueda erradicarlos completamente. El valor
esencial de estos fenómenos viene
dado (…) por la relación
que el sujeto mantiene con ellos; tal relación
nos muestra inequívocamente a un
sujeto sumido en la perplejidad o, si lo
prefieren, en un inquietante vacío
de significación. Por último,
la utilidad clínica de dichos fenómenos
no se limita de modo exclusivo al ámbito
diagnóstico- por más que
sean imprescindibles para detectar una
psicosis que aún no se ha puesto
en marcha – sino que nos indican
también, en gran medida, la posición
de salida y la orientación con la
que el sujeto encara la experiencia de
su locura; en este sentido, estos pequeños
signos son indicadores veraces de los posibles
modos de estabilización hacia los
que podemos encaminar a nuestros pacientes
psicóticos, tomados en este caso
uno por uno (…)”
Silvia Szwarc