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Los usos de la entrevista de admisión

La entrevista de admisión es un dispositivo institucional, que no pertenece al campo del psicoanálisis, ni siquiera es exclusiva del campo de la salud mental. Mi interés entonces, es plantear algunas coordenadas pertenecientes a la práctica y a los conceptos del psicoanálisis, estableciendo así una articulación entre la entrevista de admisión y el lugar del analista.
La entrevista de admisión se desarrolla en un tiempo breve pero suficiente, como para darle la bienvenida al consultante, enunciar las normas institucionales y tomar decisiones respecto de la derivación. Efectuar una derivación es central; la primera decisión a tomar, es si la derivación es externa o interna a la institución. Esta decisión privilegia el dispositivo institucional que implica considerar si la problemática que presenta el consultante puede ser abordada a través del dispositivo específico. Si así lo fuera, la segunda decisión a tomar, es por la derivación interna.
Formular los usos posibles de la entrevista de admisión, poniendo el acento en la bienvenida al consultante y en la derivación, nos sirve para producir algunas articulaciones entre el dispositivo de admisión y la posición del analista.  

 La historia clínica
Si bien la historia clínica cumple una función legal, podemos pensar en el uso que el analista admisor puede darle. El uso está dado por lo que se escribe de lo que se escucha; por ejemplo, la modalidad de presentación del consultante, el motivo de consulta, algún rasgo que se destaque de la entrevista, indicios transferenciales, etcétera. Esto es lo que el admisor pasa a través de la historia clínica al analista que recibirá al consultante para eventualmente comenzar un tratamiento.
En El Seminario 19 Lacan precisa que de un texto escrito, en nuestro caso la historia clínica, algo se pasa. “Un texto, como su nombre lo indica, no puede tejerse sino haciendo nudos, hay algo que resta y pende”. Eso que el analista admisor pasa, es de suma importancia para el analista que recibe al consultante, debido a que ese primer encuentro en la entrevista de admisión marca el inicio de una serie de entrevistas que, devendrán o no preliminares. Marca del inicio a partir de que algo se escribe y pasa. Es función de la entrevista de admisión posibilitar este pasaje en sus dos vertientes: el pasaje del consultante a otro analista para iniciar el tratamiento y el pasaje de lo que se escribe en ese encuentro para ser leído por el analista que lo reciba.
Quisiera situar este punto con una referencia de mi práctica en la institución. Me derivan a un paciente, leo la historia clínica antes de comunicarme con él y me llama la atención lo que el analista admisor escribe: la palabra “solo” y recuadrada. Pasan tres semanas hasta que logro comunicarme con el paciente. Este “solo” recuadrado, es lo que me orientó para sostener los intentos por localizar al paciente, que actualmente continua en tratamiento; incluso este “solo” es un rasgo del sujeto que comanda su modo de lazo y su sufrimiento.

Hay final, si hay inicio
Podemos graficar el trayecto de un tratamiento a través de un vector que indica dirección y tiempo, ubicando dos elementos ya aislados por Freud bajo la analogía del juego de ajedrez, que son el inicio y el final de la partida. El inicio de un tratamiento en la institución, lo ubicamos en la entrevista de admisión y respecto del final voy a tomar solo el aspecto del alta institucional.
Hemos verificado en la práctica clínica cómo la entrevista de admisión es un elemento de uso fundamental a la hora de situar el alta institucional. En la entrevista de admisión es posible ubicar las condiciones que se jugarán en ese trayecto que dependerá indudablemente de cómo esas condiciones se anuden al analista que lo reciba y de cómo se establezca el lazo transferencial.
Volver a la entrevista de admisión es de suma utilidad para el analista a la hora de enunciar el alta institucional. Podemos decir que hay final institucional si hay inicio institucional configurado por la entrevista de admisión. Sólo adquiere valor como un elemento de inicio, cuando el analista está convencido de que así lo es, aunque no haya sido él quien haya escuchado al consultante. También sabemos que en los inicios de tratamientos institucionales, la persona que consulta, más que hablarle a alguien en particular, le habla a la institución.
Con relación a lo expuesto, quisiera comentar otra referencia de mi práctica. Leo la entrevista de admisión de una paciente que me había sido derivada en la que relata que si bien está separada de quién era su esposo, duda respecto de la separación. Lo llama, lo necesita y sufre porque termina diciéndole que “sí” a todo lo que él le pide. Durante el trayecto del tratamiento se fueron desplegando las dificultades para separarse, lo que separarse de quien había sido su esposo implicaba para ella, se despejó la duda respecto de si volver a juntarse o no, situando el lugar de acompañante que este hombre tenía para ella. Su insistencia bajo el modo de la duda y del decirle que “sí” eternizan la relación de acompañante-acompañada. El trayecto del tratamiento transcurre bajo el eje de la alienación del sujeto al Otro, pero con sorpresa para ella, empieza a aparecer cómo les dice un “no” rotundo a los hombres que se le acercan, poniendo a sus hijos como excusa a la hora de encontrarse con un hombre. Es en este punto, que enuncio la finalización de tratamiento institucional orientada por la vacilación respecto de la separación, que plantea en la entrevista de admisión. Por un lado se arriba a cierta resolución de la duda y por otro lado se produce un resto que nombra bajo la forma del “no”.

Indicios que orientan la derivación
¿Qué orienta al analista admisor para decidir una derivación? Lo orienta el dispositivo institucional y la modalidad de los dichos del consultante. Lo que resulta de suma utilidad es aislar los indicios que nos permitan situar, al menos hipotéticamente, la modalidad del consultante. Trataré de presentar brevemente a qué me refiero cuando hablo de  indicios o índices.
Freud establece el vínculo entre el desarrollo de angustia y la formación de síntomas. Sabemos que el síntoma es el resultado de la operación de la defensa. Si bien no nos vamos a encontrar con un síntoma en una entrevista de admisión, podemos aislar en la entrevista algún indicio, por ejemplo la angustia, señalizando un real en los dichos del consultante. Esto nos indica la posibilidad de relación con su propia división, la posibilidad del lazo al Otro, a la transferencia, a la palabra, al síntoma en el horizonte y nos orienta en la decisión de la derivación. Diferente de un consultante que se presente con un ataque de pánico o con un nivel de angustia que no puede enmarcarse en la entrevista, que nos indica la poca utilidad de la angustia para señalizar algo, es más un indicador del desvalimiento subjetivo, poniendo en  cuestión la posibilidad de abordaje a través del dispositivo.
Tomando el cuadro de doble entrada que presenta Lacan en el primer capítulo de El Seminario 10 podemos situar que un consultante que relata y describe una inhibición, como detención del movimiento; señala una mayor distancia respecto del síntoma, de la angustia y de la relación al inconsciente. Le indicará al analista que lo reciba, el trabajo preliminar que habrá que realizar para que se ponga en funcionamiento la lógica significante y comience, si es posible, a tejer una trama que lo interrogue.
Distinto a alguien que relate un impedimento al modo de “no sé”, “no puedo”, que nos indica más que una inhibición del movimiento, el impedimento de un sujeto y una mayor cercanía con el síntoma. Al impedimento Lacan lo ubica en la misma columna que el síntoma.
Otro índice de utilidad que nos orienta para decidir sobre la derivación es el modo de presentación del consultante más que el sentido de sus dichos. El modo, se refiere a la modalidad de la pulsión; que puede constituirse en un indicio que nos permita arribar a alguna hipótesis respecto de cuál será el terreno en el que se establezca la transferencia.
Para concluir, lo que me interesa trasmitir es cómo el dispositivo de entrevistas de admisión, que no pertenece al campo del psicoanálisis puede constituirse en un elemento de suma utilidad para el analista, haciendo posible que a partir de ese tiempo breve, se desplieguen hipótesis acerca de la modalidad de goce, coordenadas transferenciales, diagnóstico diferencial, posibilidad de relación al inconsciente, inicio y final de tratamiento institucional. Esto no va de suyo, no es inherente al dispositivo de entrevistas de admisión, sino que solo puede constituirse como tal, si hay analista que articule este dispositivo como su propia causa.

Gabriela Sor